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Soneto en Ayuno

 Quietud y paz del ayuno
corre y llama al labrador
que recoja aquellos frutos
del invierno que pasó.

Al día largo le da el sol,
en mi ser yo lo disfruto
ya no hay tiempo para el luto
pues es tiempo del calor.

El invierno es el infierno
del regocijo fiero
del horroroso frío.

El verano es dar la mano
de las flores que están dando
el amor acariciando.

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