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POEMAS DEL ESPÍRITU

Soy un texto, sombra de esa hoja que se cae.
Soy un texto del tiempo presente y absoluto
y me consumo con él en su acontecer.

Soy lo último del ahora, la cresta de la ola
que ya pasó, eternamente en fuga
como la ola, como la ola.

*

Bajo la sombra del árbol
de la sombra que cobija
siento la espuma del pájaro
y que el aire mueve, su canto
que el aire canta, la brisa.

Sobre la piedra de un banco
la tierra de todo ser
que se rinde como el viento
como el aire que se siente
el mundo está ahora escribiendo

en silencio tiernos versos
que la vida aprende a ver
con sabor a sol dorado:
bajo la sombra del árbol
que hoy empiezan por nacer.

*

Rápido que no se escape
Queda el gesto preso en este instante.

El salto, la ola, el rayo, la cruz, lo eterno y fugaz, el acontecimiento.
El ser siendo: esto.

Parece que se va pero sólo se expresa,
Aparece Dios todo el rato.

Y si se olvida y se da cuenta
Recuerda su esencia estando atenta.

¿Y el amor? ¿Te interesa?
Déjate, déjalo en sus manos mejor.

*

 Me asomo a la ventana
y veo a una mujer paseando, un perro,
está como ida y el reflejo de las farolas sobre el agua recién caída.
Ha llovido y es de noche.
Lo comprendo y me pregunto ¿cómo hemos podido inventar tanta mentira?

*

El cuerpo es la ventana al horizonte
Que camina con dos patas en su alféizar 
¿Sabías que su vano sólo es ver, mirar,
Quieta, inmóvil, de este a oeste y sur a norte?

Sólo podrá moverse cuando y donde
La ventana no sea nada y su hueco
Se haga vacío, reflejo del mundo entero
El amplio paisaje que la brisa esconde.

El cielo es una ventana hacia la tierra
Y su suelo es como el agua que resbala
-si amas, deja siempre la ventana abierta-.

El árbol es la ventana a lo frondoso,
Un nido la apertura a lo sagrado
Y el pájaro si sueña, cristal borroso.

*

En la oscuridad de la ventana vacía 
Escondo yo los sueños de quien (no) duerme 
Para que si se da cuenta se asome 
Al profundo abismo del alma sombría. 

Por el laberinto de espejos hay un ser 
Con un gesto ha visto su eterna mirada 
En la luz de una ventana que sin cara 
Ve el abismo del rostro que uno mismo es.

Y es ahí, en el oscuro laberinto 
Donde encuentro a la ventana sin barrotes, 
Vano sin cristal, vacío, lugar del viento 

Y de momento, me conformo en confiar 
Y confirmo que mirar es lo único 
Y miro todo desde la nada, mirar.

*

Ser, estar, escucha, escúchame, escúchate.
Aquí, en esto, si me ves te veo, te escucho yo también y tú también.
¿Lo ves? Sí, lo veo y lo ves.
Entonces ¿El amor?
El amor es sólo una palabra, pero se sostiene.

En el ámbito del ser
Todas las cosas son 
Y todos los seres crean.
Estando en Dios, no hay error,
Sólo acierto, paz y gozo.
Dios es conciencia que se da cuenta
De sí y su voluntad es asombro sin deseo.

La necesidad se posó como una llama
Sobre los cuerpos paseantes, hablantes
Que dialogan y contemplan lo que pasa y lo que pasa.
Como un alfiler atraviesa toda la ilusión de contingencia
Palpitando tras el velo que cubre la realidad.

*

Meditar es ser capaz de mirar los propios ojos
De escuchar la propia oreja
De tocar la piel y oler los cambios
Si dos se miran, meditan al instante
Escuchando los pensamientos propios
Pues nos verían si no estamos y nos vamos.

En sus ojos está todo, si eres capaz de mantener la mirada
Eres capaz de ser y estar por ese tiempo, todo y nada.

*

En lo alto de la montaña
desde el claro este de luz
a el oscuro ocaso azul
la vista del Indio alcanza.

Se halla lejos de su lanza,
libre el galope del ñu
y a lo que llaman cruz
él dedica una alabanza.

"No conozco a belcebú
y observando mi pasado 
he de amar como Jesús

porque mis ojos mataron,
y sólo mis oídos se salvan
pues me paro y anochece".

*

Siento en el pecho profundo
una viva voz que ama
y que con fuerza proclama
la palabra para el mundo.
Tú eres, amor, errabundo
que traspasas lo que vuela
soportando hasta que duela
todo espacio todo el tiempo.
Todo mar y todo puerto,
amor, viento, rumbo y vela.



Décima de amor.

Siento en el pecho profundo
una viva voz que ama
y que con fuerza proclama
la palabra para el mundo.
Tú eres, amor, errabundo
que traspasas lo que vuela
soportando hasta que duela
todo espacio todo el tiempo.
Todo mar y todo puerto,
amor, viento, rumbo y vela.

Ya huele a verano.

 De un momento a otro

la luz del sol ha cambiado

y del cielo ha caído

el olor a primavera nocturna

que anuncia calor, brisa, verano.

Tres veces lo mismo para decir te quiero.

1. No sé si te lo diré con mis besos

o si te llegarán mis miradas

pero siento que sobra la palabra.

Me gustas y no, no sé por qué.


2. No sé si serán los besos que no me das

o esa mirada con que me besas

pero no hacen falta las palabras

para saber que no, que no sé por qué.


3. No sé si mis besos te lo dirán

pero te miro y no sé a dónde 

llegaré con esto, muchas palabras

para decirte que lo siento (dentro).

Sigo sin saber a donde voy pero sé que voy. Desde aquellos días en que escribí Javier García Robles ha cambiado todo, pero hay algo que sigu...