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Sobreviviendo al pesimismo

 Granada entera, la juventud y personas que han 

crecido pero siguen siendo los mismos

supervivientes, las mismas personas que se

aman a veces a sí mismas y

a los demás casi siempre.


La noche despierta, los garitos y

un micro abierto, la música

canalla y conversaciones entre

desconocidos que confían si se piden

fuego, si se escuchan

y se regalan consejos.


Los regalos, un dibujo y comidas

en una terraza, el baile y la

mirada simple que observa lo que pasa

y lo que pasa.


Pelos despeinados, amistad, familia encontrada

lejos, muy lejos del hogar y los sonidos

del árbol que enraíza en la difícil tierra

yerma de la ciudad, el campo, la periferia de

un centro que nadie sabe dónde está.


Los recuerdos de lo sucedido en un lugar y

otro y otro lugar y otra y otra memoria.

La resaca con amor y la ansiedad

que se sobrelleva en compañía o en el agradable

silencio compartido.


La risa, los disfraces y una broma

que sobresalta hasta a quien

se creía triste hasta ahora.


El sentimiento sea cual sea, la resistencia

de quien ha conseguido rendirse, un

cuerpo que ama lo que es y

decide decidir seguir aquí.

Amor, en definitiva.

El Bucle Espiral

 Y vuelvo a ti, papel, a comerte entero

y a beber con tu sonido

mis lamentos.

Lo que siento por ti

 Siento por ti un habitual recuerdo cariñoso,

con el paso de los días se carcome

y a lo largo de las noches se completa con espejismos.

A veces llegas y me miras y te abrazo

con mis ojos, pero,

estos se abren y me encuentro sólo, en la cama,

y por más que busque ya no encuentro tu mirada.


Tu imagen es como el sonido que hacen estas ventanas cuando sopla el viento.

Inesperada, clara, triste...


Me resulta difícil eliminar la nostalgia.

Me resulta difícil, a veces, habitarla.


Hice una promesa con el destino para

no volver a hablarte, porque creo que ya

no tengo nada que decirte,

pero me asaltas de repente y ahora la vida

se presenta esquiva, distinta, diferente.


Desee tanto tenerte cerca que la realidad en

la que soy cuando la voluntad afloja es

un solitario miedo en el que siempre

he estado, que nunca se marchó.


Pero sé que si me piensas lo haces bonito,

y yo también lo hago si te pienso.

Te imagino abrazada a otro, feliz, o 

construyendo tu felicidad y cuidándote de 

no olvidar el sol que llevas dentro, dándote

cuenta del amor que nos rodea por todas

partes, que es y siempre ha sido el centro,

lo único importante.

Sigo sin saber a donde voy pero sé que voy. Desde aquellos días en que escribí Javier García Robles ha cambiado todo, pero hay algo que sigu...