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 No me gusta decepcionar.

¿Qué decir?

¿Qué decir cuando la nada

me aterra

y está detrás?

No me gustaría decepcionaros

pero la nada me da miedo

y no puedo verla.

¿Y qué decir?

Hoy me enfrento a un folio en blanco.

Pánico.

No quiero decepcionaros,

veamos:

Decepción, sentimiento del engaño.

No quiero engaños.

No quiero más engaños.

Pero no somos nada

y la nada se esconde.

Ánimo.

 El humano actual se debate entre dos destinos: la vida artística y la vida técnica. En la vida artística se busca el color y la forma nueva. En ella se vive la vida con arte, desde el punto de vista del aventurero nómada o del nostálgico estático y sedentario que contempla con destreza su mundo. Ambos dos buscan convivir en armonía. La vida técnica, sin embargo, busca la unidad del mundo por los senderos del acabamiento de la pluralidad de individualidades. Se busca técnicamente el itinerario más corto entre el punto A y B sin importar la forma, el color o el gusto. Sólo se atenderá a lo sensible pero no para servir a la vida, sino para contribuir a la técnica, la producción y la extinción del mundo mismo. Esta última es el ansia en esencia y, por tanto, no cesa ni se sacia. Elija usted el horizonte que prefiera y actúe en consecuencia. Pero sepa que sólo podrá actuar en el primero. En el segundo no hay acción alguna, sólo efectos. ¡Busquemos la causa incausada! ¡Seamos causa de nosotros mismos aunque sea por una vez! ¡Silencio!

Sigo sin saber a donde voy pero sé que voy. Desde aquellos días en que escribí Javier García Robles ha cambiado todo, pero hay algo que sigu...