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La Caracola

El oleaje atraviesa los infinitos tímpanos del ladrillo rojo y el opaco adobe.

Sonidos de un hogar acogen en sus vibraciones las canciones que a veces con el ritmo suenan. Mirada de antiguos pescadores.

Se confunde, a veces, al respirar, el agradecimiento del vivir con el sonido de las olas, la brisa, el mar.

Infinitas luces en medio de la noche alumbran el silencio de un desván y la fuerza del amor es capaz de unir almas que otrora (alius situs) fueron familia y aún lo son, en otros cuerpos. 

Se confunde a veces, al respirar, el agradecimiento del mar y el abrazo del sonido que te atrapa en un abrazo, una mirada, un gesto.

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