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Sigo sin saber a donde voy
pero sé que voy.
Desde aquellos días en que escribí Javier García Robles
ha cambiado todo,
pero hay algo que sigue sin cambiar.
Es algo tan luminoso y claro
como oscuro y turbio.
Aparece cuando los días se nublan
y las noches sobresaltan.
Pero ahora
no me preocupo. 
Estoy más calmado.
Escribo menos porque el papel
me ha dado una salida que
siento que se agota.
La libertad hay que encontrarla
cada día. No puedo esclavizarme
a buscarla constantemente.
Me rindo, pero no del todo
y eso no me satisface pero
no puedo hacer otra cosa.

Sigo sin saber a dónde voy,
si es el camino correcto.
Porque no hay nada más 
que aquello que se nos ha dado
y yo si encuentro ese don, ese regalo
lo aceptaré como sea,
como sea.
Por ahora admito que 
me gusta el mar o que trato
de mirarlo como a mí mismo,
un abismo inexplorado
que se escurre entre las manos.

Mantengo lo dicho sobre los
encuentros y trato de mostrarlo.
Son muchos los encuentros y
juntorios yy son siempre regalo.
Aunque cambian las miradas
que miro, son las mismas
siempre, son las mismas siempre
y aunque me encuentro sólo,
estamos siempre juntos en la
mirada, en esta mirada que
continuará cuando desaparezcamos.

Carta amarga para el acto de presentación de Javier García Robles en Real Academia de las Artes Nobles de Antequera, Marzo de 2024.

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