Encierran estos versos lo ya muerto,
los fragmentos del olvido, las miradas,
memoria corrompida, polvo y nada,
azul, poemas nunca escritos del recuerdo.
Letargos largos y fríos en las mañanas
que fingen y custodian los placeres.
Buitre negro que no vuela, de ojos verdes
mirando con nostalgia la savana.
Entrando por la puerta en la ventana
en la noche del recuerdo, la memoria
sujeta entre sus lijas ecos, llagas
y el trauma del infante y veinte vidas
puede escucharse en el silencio oscuro
¡Ay, ave solitaria! ¡Vuela, baila!
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