Me asomo a la ventana
y veo a una mujer paseando, un perro,
está como ida y el reflejo de las farolas sobre el agua recién caída.
Ha llovido y es de noche.
Lo comprendo y me pregunto ¿cómo hemos podido inventar tanta mentira?
¡Oh, Malta! Hija de la barriga que place hinchada, gran amante de la vida, hija de la cebada y de tu madre la espiga. ¡Oh, Malta...
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