Alhambra, madre, me marchito si me marcho
pero he de decirte adiós
pues me voy aunque otro vuelva.
Me voy como el que no vuelve
y es cierto
que me voy como el viento
con el pecho helado del aire
de cuando no amanece.
Me marcho eternamente, y en fuga
a veces casi sin querer
no vuelvo, porque volver no puedo
volver, madre, no se puede, volver.
Pero mejor mirar a donde vas
y al lugar de cuando viniste
como la montaña dejada atrás
que aunque sin saberlo, siempre alta
cabalga angosta dos milímetros
sobre la ola que se va,
que siempre vuelve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario