Granada es ahora,
en la década de los veinte,
la única ciudad que vive,
la única ciudad que sueña.
Me despierto y me da el sol.
El que estudia va a estudiar,
quien trabaja a trabajar y los que nada pa' la calle.
El resto del tiempo lo pasamos
habitando la ciudad.
Comemos en otras casas,
en otros bares,
en los sitios de siempre
y donde nunca antes fuimos.
Granada sí es una ciudad
que duerme y sueña
y todos los días
antes de coger la cama,
quien habita Granada
lo grita: "¡Sueño para
ver los lagartos verdes de
la luna, luna
-que no vengan-, los lagartos;
sueño para poder mirarlos!"
en la década de los veinte,
la única ciudad que vive,
la única ciudad que sueña.
Me despierto y me da el sol.
El que estudia va a estudiar,
quien trabaja a trabajar y los que nada pa' la calle.
El resto del tiempo lo pasamos
habitando la ciudad.
Comemos en otras casas,
en otros bares,
en los sitios de siempre
y donde nunca antes fuimos.
Granada sí es una ciudad
que duerme y sueña
y todos los días
antes de coger la cama,
quien habita Granada
lo grita: "¡Sueño para
ver los lagartos verdes de
la luna, luna
-que no vengan-, los lagartos;
sueño para poder mirarlos!"
Al anochecer de cualquier día
o amaneciendo con corazones nuevos
en Granada toda historia
ahora
comienza en un encuentro.
¿Es la suerte o es Granada?
Increíble pero cierto
y debes vivir para verlo
aunque no lo creas
-y a veces no lo creo-
Granada es una casa llena de vecinos.
Artistas del sonido, del baile,
de jam, de poesía, del cante,
de tertulias y siempre
con amor y la sorpresa
de los amigos de los amigos.
Sólo hace falta
una pequeña llama de
ganas, el resto lo hace
ella sola, nuestra madre
ciudad soñada:
Granada.
o amaneciendo con corazones nuevos
en Granada toda historia
ahora
comienza en un encuentro.
¿Es la suerte o es Granada?
Increíble pero cierto
y debes vivir para verlo
aunque no lo creas
-y a veces no lo creo-
Granada es una casa llena de vecinos.
Artistas del sonido, del baile,
de jam, de poesía, del cante,
de tertulias y siempre
con amor y la sorpresa
de los amigos de los amigos.
Sólo hace falta
una pequeña llama de
ganas, el resto lo hace
ella sola, nuestra madre
ciudad soñada:
Granada.
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