Me asomo a la ventana
y veo luces en la noche.
El espejo del arriba
el cielo
ahora está en el abajo
el suelo.
Mira: Elvira.
Pasa la gente y andando van,
vienen de afuera y siempre se escucha
la voz que grita, que habla del alma,
se habla del tiempo
el perro que ladra, el cielo que truena
cruje mi aliento.
Desde la ventana del salón estoy a oscuras,
observando y escuchando;
se quema la madera y soy amigo de la brisa.
En la vida que ya no está en frente
me muevo, dentro del espejo,
ni fuera ni dentro, sino dentro.
Pero hay tanta luz que me deslumbro
y he mirado atrás. Soy vosotras: las sombras.
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