No es casa ajena, hermana,
donde nos criaron los abuelos, en Zafra.
donde nos criaron los abuelos, en Zafra.
Es hogar de vida y muerte
aunque no nos demos cuenta
y aunque sea de mucha gente.
Aquí habitaron los vivos
y también pasó la muerte:
¡Qué alegría -dicen- nos alegramos de verte!
¡Qué alegría -dicen- nos alegramos de verte!
Aquí huele a esto, al sitio abierto
de dientes rotos, de familia numerosa
de cien pares de zapatos, y pinturas, no pocas.
Qué decir del "sofocón", como bien decía la abuela
saxofón que a él le dio y hasta que ella no murió
ya te digo, no lo soltó.
Qué recuerdos hermanita.
Risas en cama de ma-tri-moño
y deseos del acordeón que nunca pudo llegar.
Y por último el ahora.
Sirín, con tu canto bailarín
amenizas cada hora.
IX-2021
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