Arena fina, tus ojos
y tus besos me dormían
tus besos me despertaban
y el lucero vespertino
asomaba en la alborada.
Pies danzantes en las mantas
y las lenguas son el agua
de este río iluminado
por la luz de tu ventana
y en ella, un gorrión,
el ave matutina,
cantaba sin palabras.
No sé si vas recordando
¿recuerdas?
El colchón mejor al suelo
para al unirse los cuerpos
poder subir alto al cielo
traspasando -la carne con la carne-
los límites del techo
y linde de paredes
¡qué bien lo pasamos!
¡Tres!
La unión, el despegue
pegados, boca a boca,
amor, visión, me mirabas
¿recuerdas?
Arena fina, tus ojos
olor a nenúfar vivo
en las flores de tu cuerpo.
¡Dos!
La sangre de la carne
quería ir al otro
a no sé dónde lugar, otro,
y sólo entiende de imanes
de hogar, de animales.
¡Uno!
Eso era mil, un abismo
entre dos cuerpos
precipitados al vacío
que todo lo llena,
tu ignición, mi ignición
¿recuerdas?
El grito, la risa y el llanto,
la lágrima viva, neorománticos.
¿recuerdas?
Recuerdo arena fina, tus ojos
que en el tiempo erosionan la
lágrima fácil, mis ojos,
ojo, qué ojos, tus ojos...
IV-2021
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