El destino de los imitadores
no es sino el devenir de lo histórico:
versos pobres en la mente de un rico,
rico orfebre de palabras y de flores.
Ay de ti, que te atreviste a entrar ahí,
en el terreno sagrado de las rosas
donde siempre es belleza toda cosa
donde te rindes y saltas a morir.
Ay de ti, que tu destino es el vivir
cayendo en la cresta del ahora.
Que colectas en tu cesta los manjares
para luego en tu papel así escribir
la vida de colores y amargura
cruzando a toda vela siete mares.
A los poetas por valientes. XI-2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario